Las Dimensiones del NO.
¿Fue
el escándalo de faldas del presidente Evo Morales la única razón de la victoria
del NO en el referéndum del 21 de febrero de 2016? Si bien parece una pregunta
evidente, considero que al mismo tiempo nadie ha procurado darle una respuesta
que pueda despejar una duda que ha atormentado a los científicos sociales
bolivianos durante toda la historia democrática de nuestro país, ¿Es el voto en
Bolivia un acto racional o pasional?
Partiendo
de las posturas binarias híper simplificadas que imperan en Latinoamérica,
podríamos decir que los estudiosos de los fenómenos sociales (de tendencia
socialista) afirman que la población es sabia el momento de sufragar y por lo
tanto es un acto imbuido de racionalidad.
Sin
embargo los fenómenos acontecidos durante la campaña electoral emprendida por
el partido de gobierno en Bolivia, antes del referéndum de 2016, han generado
dudas sobre dicha racionalidad en los mismos otrora defensores de la
racionalidad social y la sabiduría popular boliviana.
Un
ejemplo de esto son las palabras del Ministro de Defensa de Bolivia, Remy
Ferreira, quien en un cometario que podría ser atribuible a su apretado nudo de
corbata dijo que aquellos que votaron por el NO el 21 de febrero eran un
conjunto de descerebrados, lo que pone en tela de juicio la aparente templanza
de la sociedad el momento de emitir su voluntad electoral.
Por
lo tanto podríamos ponderar la posibilidad de que el voto es un fenómeno que
escapa a los designios de la razón y se extravía en un océano de emociones
insondables, lo que nos deja ante un fenómeno social por demás complejo e
imposible de ser comprendido por la lógica arcaica de las relaciones sociales
primitivas, amigo / enemigo.
Respondiendo
a la pregunta inicial de este artículo me atrevería a decir que NO, pero aun así la respuesta es pobre ante un
tema tan complejo, por lo que a riesgo de ser tachado de antipatriota, considero
que es posible identificar tres dimensiones del NO, aquellos fenómenos que en
conjunto derrotaron indirectamente al hasta ese momento invicto presidente del
Estado Plurinacional de Bolivia.
La
dimensión étnica: Existe una considerable porción de la ciudadanía en Bolivia
que está inmersa en este doloroso rasgo de pensamiento colonial, por lo tanto
no pueden tolerar la presencia de un hombre (aparentemente de origen indígena)
que dirija sus destinos, lo que se tradujo en un total rechazo a su posible re
postulación.
La
dimensión profesional: El segmento social de profesionales en Bolivia en sus
diferentes áreas se ha visto agobiado por el desprestigio y el desconocimiento
de los mismos en todo lo que ha sido el diseño institucional del MAS durante
los últimos 10 años de gestión, viéndose forzados a trabajar bajo el mando de
personas con ninguna preparación y antepusieron ante la valorada meritocracia
el vilipendiado compadrazgo, lo que se transformó en un rotundo rechazo a la
posibilidad de soportar más años del flagelo de la incompetencia.
La
dimensión urbana: Las ciudades se han visto afectadas por la discrecionalidad
del manejo de los fondos públicos, los mega proyectos de infraestructuras
innecesarias e insostenibles y no menos importante, la subcategoría ciudadana
en la que los nacidos en las zonas urbanas se han visto atrapados ante la
presión constante de los habitantes de las zonas rurales, lo que ha generado un
notorio rechazo (de los habitantes de las ciudades) a la perduración del
proyecto político del MAS.
Innegablemente
existen muchos tópicos más que pueden ser incluidos entre estas dimensiones,
pero considero que estos fueron los que marcaron una diferencia entre el sí y
el no, más allá del escándalo mediático sobre las relaciones personales del
presidente, el rechazo a la continuidad de Evo Morales en la presidencia es una
construcción histórica que escapa a la coyuntura política en al que el gobierno
siempre ha identificado a los responsables de sus fracasos fuera de su entorno
como partido político.
Christian Andres Gonzales Calla.
Politólogo.
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