Problemas de la Política en
Latinoamérica (III).
Venezuela y el espíritu
anticrítico.
Uno
de los aspectos más relevantes respecto del acontecer político en Latinoamérica
es la incapacidad de reconocer los errores, esto en sentido de que cada
gobierno de turno, independientemente de la coyuntura, siempre ha carecido de
la vocación de la autocrítica.
Sin
embargo, durante los últimos años, esta característica ha incrementado sus
dimensiones en los autodenominados gobiernos revolucionarios, el socialismo del
siglo XXI pose esta vieja y aparentemente neoliberal práctica, en la que se
afirma que todos los actos llevados a cabo son incuestionables.
Pero
todo lo acontecido durante la instalación de la nueva Asamblea Nacional de
Caracas Venezuela, registro un nuevo parámetro en lo que respecta al ego de un
partido de gobierno que se encuentra en una evidente crisis producto de sus
constantes actos arbitrarios en casi dos décadas en las que se ha conseguido “partiendo de la nada y de un solo esfuerzo,
se ha llegado a alcanzar las más altas cuotas de miseria[1]”.
Toda
la tensión en la que se llevó acabo el acto fue que la oposición venezolana
asumió el pasado martes 5 de Enero de 2016 su mayoría en la Asamblea, lo que
deja atado de pies y manos al oficialismo liderado por Nicolás Maduro, quien
por medio de sus copartidario se valieron de una empobrecida retorica plagada
de chauvinismos binarios[2].
Diosdado
Cabello, quien fuera el presidente de la Asamblea Nacional, se retiró en
compañía de la bancada oficialista pero no antes de tomar la palabra por medio
de la cual expreso que la presente situación de Venezuela es contraria a la
voluntad del pueblo y que todos aquellos que votaron por la denominada derecha
no es más que el producto de compra de conciencias, mentiras muy bien albardas
y el regreso de aquellos que definió como los “enemigos de la libertad”.
Finalizando
sus discursos con una curiosa afirmación, por medio la cual expreso que
cualquier lugar del mundo en el que se luche por la libertad y el progreso del
pueblo llevan consigo la bandera de Hugo Chávez, por lo que siendo la
representación de la revolución su deber será mantener vigente la lucha
iniciada por su comandante.
Lo
más relevante fue que al final de todo se llegó a una por demás alocada idea
que nos trasporta a los tiempos de la revolución francesa, donde se instauraron
la convención Nacional misma que se destruyó así misma a razón de las
contradicciones internas procedentes de las medidas radicales que emanaron de
la misma.
Dicha
idea es la formar un “Congreso Patriótico” mismo que en teoría seria creado en
respuesta al clamor del “verdadero pueblo venezolano”, donde seguirían con los
actos revolucionarios en pro de los menesterosos y contra los embates del
imperialismo o siendo más específicos, de la “corrompida Asamblea Nacional”.
La
palabra sedición suele ser utilizada sin criterio en estos días, pero puedo
asegurar que la sola idea de establecer un congreso paralelo a la asamblea nacional
es una de las pocas acciones que puede ser calificada como sediciosa sin
necesidad de hacer un análisis profundo, resulta evidente que implica muchas
acciones que van en contra del sistema democrático que impera en Venezuela.
Además
de ser una forma poco digna de reconocer la derrota es un desconocimiento total
a la voluntad expresada por medio del voto de los ciudadanos venezolanos,
establecer un congreso extra oficial es básicamente declarar la intención de
formar una Estado dentro de un estado, lo cual según lo que tengo entendido
puede ser catalogado como traición o sedición (lo más lejano a un estamento
patriótico) y finalmente, es un medio por el cual se desestabilizara la labor
de la Asamblea vigente con el objetivo de desprestigiarla.
La
división entre opositores y oficialistas llegaría a niveles irreconciliables, generando
intolerancia entre los habitantes de Venezuela e imposibilitando el trabajo
conjunto de los miembros de la Asamblea.
Todo
esto nos regresa a la obra de Carl Schmitt donde atendió el debate respecto de
la legalidad y la legitimidad, ambas quedarían de lado en caso de que dicho
congreso llegara a ser conformado.
La
gran interrogación que queda es si esta actitud se convertirá en una tendencia
entre todos los gobiernos revolucionarios latinoamericanos ¿en caso de que
pierdan, tomaran el camino de la acción política madura o darán rienda suelta
al comportamiento pueril de no reconocer los errores que han cometido durante
su administración?
[1] Frase del célebre Grocuho
Marx, actor, humorista y escritor estadounidense.
[2] El chauvinismo binario
hace referencia a la incapacidad de aprender del entorno en combinación a la
visión parcializada de la clásica batalla entre el “bien” y el “mal”, aquellos
que defienden la “verdad” y los supuestos artífices de la “mentira”.
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