Problemas de la Política en
Latinoamérica (II).
Bolivia y la democracia
instintiva.
Existen
ciertos elementos de las sociedades latinoamericanas a las que nos podemos
referir de distintas maneras, por un lado están las “mitomanías[1]”
y por el otro esta lo que el músico y compositor boliviano conocido como el “El
Papirri[2]”
denomina como la “metafísica popular[3]”.
Ambas
ideas se refieren a lo mismo, la sabiduría popular que en la mayoría de los
casos suele ser la más influyente el momento de actuar o en la toma de
decisiones, muchos piensan que solo están abocados a las interacciones sociales
básicas, pero si hacemos un análisis crítico resulta evidente que es dicha
sabiduría la que dirige nuestros destinos.
Entre
todas las formulas abstractas que hoy por hoy son parte de todas las sociedades
latinoamericanas y en el caso particular de Bolivia, resulta alarmante que la
mayoría de estas ideas trasmitidas por una suerte de código genético societal
están directa o indirectamente relacionadas al acontecer político.
Esto
genera muchos problemas, ya que en la mayoría de los casos dicha sabiduría está
ligada a regionalismos, visiones maniqueístas e incluso posiciones antiquísimas
que suelen tener aspectos raciales o discriminatorios.
Considero
que la más problemática es la que afirma que “no se necesita estudiar para gobernar”, que genera un perdida de
relación entre el conocimiento y la política, dejándola a la merced de todo un
conjunto de improvisados que en muchos casos suelen enorgullecerse de su falta
de educación académica e incluso llegan a afirmar que la experiencia vale más
que la preparación.
Esto
crea una suerte de “democracia instintiva[4]”,
donde la idea de democracia está sujeta a lo que cada quien crea de ella, lo
que bien puede hacerla más eficiente o menos eficiente dependiendo de quién
esté en el gobierno de turno.
Una
democracia de dicha naturaleza corre el riesgo de incentivar la división entre
los diferentes sectores de la sociedad, pero más allá de ello puede que con el
paso del tiempo las diferencias generadas lleguen a ser irreconciliables, lo
que despoja a la democracia de su naturaleza, ya que no existe el espacio de
dialogo por lo que no es posible el disentimiento en esta especie de guerra
santa entre los “buenos” y los “malos”, los “patriotas” y los “antipatriotas”,
entre “el pueblo” y “el pueblo”.
Otro
de los errores de la “democracia instintiva” es que suele estar construida en
base a las deliberaciones internas del gobernante, los líderes políticos y los
caudillos, más allá de lo que la democracia es por definición, un sistema de
gobierno, pasa a ser lo que erróneamente muchos definen como un “estilo de vida”.
Los
estilos de vida varían de persona a persona, si asociamos la democracia con
esta idea lo que producimos es una multiplicidad de ideas que suelen ser
irreconciliables, cuando lo que cualquier sociedad necesita es tener una idea
en común respecto de su sistema de gobierno para que de esta manera la
participación en la vida pública sea lo más sencilla posible.
Finalmente,
entre toda la gama de dificultades que genera la “democracia instintiva” me
aventuro a afirmar que el principal problema es la saturación del sistema de
gobierno, es decir que al estar sujeta a las arbitrariedades corporativas de
los partidos políticos o personales por parte de los caudillos, se sobrecarga
de demandas y exigencias parcializadas al gobierno de turno, que suele ceder
ante aquellos que representen algún tipo de beneficio y no así para los
proyectos o necesidades de la sociedad.
La
desvinculación entre el conocimiento y la política es sin duda un gran problema
para la vida pública, aquella visión heredada por la “doctrina del miedo[5]”,
en la que se ve con desconfianza a aquellos que tienen mayor preparación al
considerar que desconocen el sentir del “espíritu del pueblo”[6].
[1] Alejandro Grimson utiliza
este término para referirse a los mitos que son parte de la sociedad argentina,
su intención es estudiar que tan ciertos son por medio de una rigurosa
introspección de las relaciones sociales y la manera de pensar o actuar de las
personas.
[2] Manuel Monroy Chazarreta,
cantautor y guitarrista boliviano.
[3] Razonamientos populares
que expresan los sentimientos, saberes y experiencias del conjunto de la
sociedad paceña (La Paz – Bolivia).
[4] Aquella democracia que es
producto de los pálpitos o corazonadas de las personas, no está ligada al
razonamiento como fue ideada sino que responde a las arbitrariedades de
aquellos que ostentan el poder público así como a las parcialidades de los
diferentes elementos de la sociedad.
[5] Por medio de imágenes,
representaciones icónicas o literarias se busca generar temor entre las
personas respecto de determinadas ideas, personajes e incluso países, esto para
mantener a la sociedad en una situación conveniente para los que ostentan el
poder.
[6] La escuela materialistas
histórica sostiene que uno de los principales elementos que dificultan todas
las labores relacionadas con la sociedad es el llamado espíritu del pueblo, que
es producto de su desarrollo histórico, objetivos y aspiraciones como un
conglomerado social.
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