Durante
el mes de mayo del presente año publique un artículo intitulado “Bolivia y la
Sopita de fideo; La Indeterminación Doctrinaria”, en el que procure describir
aquellos aspectos por los que la sociedad boliviana jamás ha llegado a cumplir
a cabalidad los requisitos para ser considerada, en ningún momento de nuestra
historia, como seguidores cabales de alguna de las escuelas de pensamiento en
el mundo.
Considero
que es necesario volver a tratar el tema ya que en los últimos días recibí noticias
sobre la existencia de un grupo de Nazis, veganos y bolivianos, que no conforme
con los confuso de su auto denominación aseguran tener una incomprensible
amistad con los palestinos, además de asegurar que son contactados por
extraterrestres el primer jueves de cada mes y debido a esto han sido “iluminados”
con el conocimiento de la meta política, que según su líder Pablo Adolfo Santa
Cruz de la Vega, es una especie de conformación mística entre lo humano y lo marciano
(o extraterrestre).
Este
grupo es tan confuso y al mismo tiempo divertido de conocer, que no se si
lamentar compartir a La Paz como ciudad de origen con su “Inga” (el título
autoimpuesto de su líder) o si debería apresurarme en asistir a alguno de sus mítines
para conocer a tan extravagante grupo mientras devoro una hamburguesa en su compañía.
Existen
muchas razones por las que este grupo es el ejemplo supremo de la indeterminación
doctrinaria en Bolivia, en primer lugar el hecho de ser bolivianos impide la
posibilidad de ser nazi desde cualquier punto de vista, en segundo lugar el término
“ario” existe para referirse a los proto-indo-europeos y no así a un estado psicológico
como afirma el “Inga”, una tercera razón es que el asegurar que son visitados
por extraterrestres cada primer jueves de mes solo denota los ya conocidos
problemas mentales de los totalitarios en sentido de fundamentar sus posturas ideológicas.
Si
nos referimos a lo místico este movimiento también tiene serios problemas de indeterminación,
esto debido a que el líder nazi vegano boliviano (es muy divertido escribir
todo eso junto) afirmar que fue transmutado (cambiado) por la sabiduría hiperbórea
que le fue conferida el año 2005. Para aquellos que desconocen el término hiperbóreo
es necesario comprender que este era el nombre de la región de tierras septentrionales al norte de
Tracia, según la mitología griega, misma que fue habitada por Bóreas, el Dios
griego del viento, y sus hijos fueron los hiperbóreos quienes tenían la
reputación de ser inmortales. Los arios alemanes nazis (los que si eran arios) aseguraban
que su raza devenía de los hiperbóreos, lo que justificaba su creencia telúrica
de ser descendientes directos de los dioses, aunque no por eso dejaban de ir a
misa todos los domingos como buenos católicos que fueron.
Si
los nazis veganos bolivianos afirman estar emparentados con la sabiduría hiperbórea,
no pueden justificar su meta política con los extraterrestres que los visitan
cada jueves primero de mes, en todo caso deberían justificarla con la visita de
Bóreas o de Friedrich Nietzsche (quien afirmaba ser hiperbóreo). Por lo que
este grupo no solo es indeterminado en sentido doctrinario sino que también han
traspasado la barrera de la indeterminación mística, ya que no ha establecido
si su misticismo deviene de E.T. o del Olimpo Griego.
Este
Dantesco movimiento boliviano también tiene la “virtud” de haberse enemistado
con todos los grupos étnicos, raciales y gastronómicos que son contrarios a sus
principios, ya que afirman estar enfilados a una irremediable “batalla final”
en contra de todos los judíos, comunistas y omnívoros del mundo.
Independientemente
de lo divertido que es este movimiento nazi boliviano meta político veganista y
místico, es preocupante saber que algo tan absurdo ha cruzado fronteras y ha
sido replicado en otros países de Latinoamérica, ya que por cosas como esta
bien podría venir a nosotros la tercer guerra mundial.
Christian Andres Gonzales Calla.
Politólogo.
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