viernes, 1 de septiembre de 2017

El derecho y el problema del TIPNIS



Ha pasado más de un año desde que escuche a Álvaro García Linera dar una declaración en la que hablo de la supuesta relación entre el Comunismo y el ecologismo, divagando entre razonamientos infundados y atacando constantemente a sus enemigos imaginarios, finalizo su discurso demagógico bautizando a la nueva guía para la política mundial como el “Comunismo Ecológico”.        
Las palabras de Evo Morales, presidente de Bolivia, en la relación al medio ambiente en los últimos días han causado todo tipo de reacciones, desde las anticipadas aclamaciones de sus partidarios como las esperadas criticas de sus detractores, resaltando el hecho de que proclamo más de una vez al “ambientalismo social de los pueblos” como la esperanza del mundo ante el “ecologismo colonial decadente” de occidente.
Por otro lado las afirmaciones de Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, de que Bolivia es una especie de “productor de oxígeno” han causado que muchos califiquen por lo más bajo de desatinadas sus palabras y las de personas como un servidor, que las hemos tachado de torpes o desinformadas.
Pero más allá de la coyuntura política, es necesario analizar el tema del medio ambiente fuera de las posturas discursivas e intentar identificar sus características empíricas, aquellas que son más cercanas a la realidad, para poder diferenciar entre los auténticos defensores del entorno y los que lo utilizan para lanzarse a la vida pública. 
En la actualidad los diferentes movimientos socialistas a nivel mundial han conseguido camuflar sus posturas utilitaristas en muchos temas coyunturales de gran trascendencia, entres estos resalta el feminismo, los derechos humanos, el acceso a servicios básicos e incluso la educación universal, sin embargo uno de sus principales logros es haber conseguido fundirse con el ambientalismo, aun cuando esencialmente sean incapaces de comprender sus diferentes posturas.
Es necesario mencionar que tanto el liberalismo económico como el socialismo científico no guardan una relación directa con el discurso ecologista originalmente, en otras palabras, los ambientalistas viven en una suerte de orfandad doctrinaria. Esto se debe al hecho de que para ambas escuelas del pensamiento humano, la explotación de los recursos naturales es un hecho incuestionable para la evolución de la sociedad, la diferencia entre ambos es la manera en que dicha explotación se llevada a cabo.
En palabras de H.C.F. Mansilla, los socialistas siempre han sabido posicionarse en la palestra de los tópicos que atraen más redito político y monetario, por lo tanto era de esperarse que se apropiaran del discurso ambientalista y utilizarlo para atacar a los supuestos enemigos del mismo, los liberales salvajes como ellos los llaman o los vilipendiados neoliberales en Latinoamérica.
El liberalismo económico y el socialismo científico están montados en el mismo tren en sentido de la destrucción del medio ambiente, eso es un hecho, sin embargo los socialistas más allá de negar esto presumen de una aparente paternidad en relación al discurso ambientalista, buscando de alguna forma auto identificarse como los únicos capaces de salvar al mundo.
Siendo todo esto contradictorio con las acciones de los diferentes líderes socialistas a nivel mundial, como ser las constantes pruebas de misiles nucleares en Corea del Norte, la deforestación masiva en China y el expansionismo extractivita de Rusia.
Al mismo tiempo que contamos con las referencias más cercanas en Bolivia, como ser el proyecto de la carretera que atreviese el parque nacional Isiboro Secure, el incremento de hectáreas de plantaciones legales de la hoja de coca, el proyecto hidroeléctrico de El Bala que inundara cintos de hectáreas de boques vírgenes y para coronar todo esto, el incomprensible deseo de volver a Bolivia en una “capital de energía nuclear soberana”.
En suma, una serie de hechos que han dejado en el olvido los iniciales discursos ambientalistas del actual gobierno de Bolivia que sedujeron a más de uno, dejando en claro lo dicho en este artículo, los socialistas solo se valen del ambientalismo para catapultarse al poder impulsados por las masas fácilmente manipulables.

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